Las enfermedades de la válvula mitral pueden ocurrir de 3 maneras. El primero y más común de ellos es el reumático. Es decir, el mecanismo desarrollado por el organismo contra el microbio provocado por la inflamación de garganta con la que nació el paciente daña posteriormente las válvulas cardíacas o las articulaciones reumáticas al afectarlas. Otro motivo puede ser un trastorno de la válvula mitral desde la infancia, mientras que otro motivo es el deterioro de la nutrición en la zona donde se ubica la válvula y la insuficiencia de la válvula cardíaca como consecuencia de un infarto en edades posteriores.
El más común (80 por ciento, incluso 85 por ciento) es la afectación reumática de la válvula mitral. Como resultado, puede ocurrir calcificación de la válvula mitral, ubicada entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo del corazón, o daño al tejido, lo que resulta en enfermedad de la válvula mitral, tanto fuga como insuficiencia. Como resultado del incidente, la sangre puede acumularse completamente en los pulmones y puede producirse presión arterial pulmonar alta. Los síntomas inicialmente incluyen dificultad para respirar y palpitaciones.
Las razones más importantes son la arritmia ocasional y el latido del corazón del paciente de vez en cuando. El examen que se debe realizar para estos síntomas es una ecografía del corazón, es decir, una ecocardiografía. Como resultado, pueden producirse fugas o estenosis de la válvula. O bien, se pueden detectar tanto estenosis como fuga. Independientemente de la situación que se produzca a consecuencia de esto, como agrandamiento del corazón, aumento de la presión arterial pulmonar o un gran número de molestias, el punto común de todas ellas es la necesidad de intervención. Si se cumplen todos estos criterios, la válvula cardíaca del paciente se puede reparar o reemplazar con una técnica mínimamente invasiva, especialmente ingresando desde un área de 4 centímetros debajo del brazo.
Independientemente de la intervención oportuna, el crecimiento del corazón se detiene, la progresión de la presión arterial pulmonar disminuye y puede volver a la normalidad en 6 meses y 1 año. Los trastornos del ritmo cardíaco disminuyen, se vuelven regulares y las quejas del paciente disminuyen día a día.