El ataque cardíaco, que ocupa el primer lugar entre las enfermedades que causan la muerte, se produce como resultado de un daño al músculo cardíaco debido a un bloqueo repentino de los vasos que alimentan el corazón, es decir, las arterias coronarias. En este caso, el flujo sanguíneo se detiene y el músculo cardíaco no puede recibir el oxígeno y los nutrientes necesarios. Por lo tanto, no puede continuar con su funcionamiento normal.
Estos bloqueos en los vasos coronarios pueden deberse a un estrechamiento como resultado del deterioro de la estructura vascular, la acumulación de placa grasa intravascular y la formación de coágulos. Especialmente en casos de oclusión completa, se debe intervenir inmediatamente la vena bloqueada. Cuanto antes se intervenga, menos daño sufrirá el corazón en este proceso.
Aunque un ataque cardíaco tiene síntomas como dolor en el pecho, sudoración y dificultad para respirar, a veces puede ocurrir sin ningún síntoma. La obstrucción de estos vasos que alimentan el corazón puede ocurrir con el tiempo debido a algunas enfermedades o hábitos. Aquí cobra importancia un estilo de vida que tenga como objetivo proteger la salud cardiovascular, desde la nutrición hasta el deporte y el ejercicio. Sin embargo, si en la familia hay un infarto genético, la persona debe hacerse los controles necesarios a tiempo.